miércoles, 13 de febrero de 2013

Monentos inolvidables


¿Qué ocurre cuando algo que te deseabas que ocurriera durante mucho tiempo, se te planta delante de tu cara el día menos esperado? Son situaciones en las que intentas imaginar cómo podría ser ese encuentro, si algún día podría ocurrir, o cómo puede actuar la otra persona, si te dirigirá la palabra o si es algo que quedó en el pasado y que para la otra persona no tiene importancia... Cuántas vueltas le podemos dar sin llegar a nada, y así es como me he sentido yo durante mucho años, en los que le he dado vueltas, sin ser algo de gran importancia pero que para mí significaba mucho. Como dije la otra vez hay cosas en el camino que se han quedado a la mitad y te queda esa cosa  que te gustaría resolver o saber qué ocurrió o qué piensa la otra persona respecto a eso.

  A mí me ha sucedido, en el momento menos esperado, sin saber cómo reaccionar, y es que a veces me siento como una niña que no sabe reaccionar (aunque esa niña sigue viva por dentro) y se pone tímida ante ese momento que tanto había imaginado cómo sería. Qué momento tan lleno de emociones, de nervios, pero qué bueno a la vez. Una vez leí que si persigues lo que deseas al final lo consigues... y que cierto, aunque no te avisa de cuándo ni dónde, solo que se que ha ocurrido antes de lo que imaginaba, por suerte todo fue perfecto y podía notar por mi sorpresa en esa mirada, que reflejaba la misma ilusión que yo y que a su vez deseaba ese encuentro tanto como yo. ¡ Qué ilusión!

  Aunque no dio tiempo a decir todo lo que yo deseaba, en mi interior siento que esa parte ya ha quedado guardada y completa, saber que todo va mejor de lo que yo imaginaba y que después de once años sin mantener conversación las cosas a las que habíamos dado una importancia hoy reímos de todo aquello, se notó ese punto de madurez y sentí que habíamos cambiado y que ahora somos como dos personas extrañas que una vez compartieron sus vidas.
  Hoy pienso en aquel pasado, cómo actuaba, cómo era, y después de todo aquello, las cosas que han sucedido en el camino y me resulta por una parte triste y que no quiero recordar pero a la vez bonito porque he conseguido muchas cosas que jamás pensé que tendría, como es el simple hecho de tener a personas a tu lado que te aprecian y te escuchan cuando más lo necesitas. Pero a donde quiero llegar es que también han cambiado cosas que por desgracia hoy día me cuesta más dar y que siento que en mí ya no están, porque cuando llegas a dar todo tu mundo por una persona y ves como todas las ilusiones que tenías desaparecen  y destruyen tu corazón así sin más, cuesta volver a ser la misma persona, aquella que una vez fue la más detallista, y que los mínimos detalles eran los mejores. Si es cierto que así como van pasando los años vas madurando, que antes éramos jóvenes inexpertos  y que dábamos todo sin pensar, y ahora cada paso que avanzamos lo pensamos y vemos si es lo correcto o no.

 Pero seré positiva, y diré que gracias a todas esos momentos buenos o no tan buenos, sola o acompañada suceden por alguna razón, y que te hacen abrir los ojos, a reconocer en quién puedes confiar y en quién no, y que si tenía que pasar todo aquello para llegar al lugar donde me encuentro hoy y tener a mi lado a esa persona a la que tanto me da, y me demuestra cada día lo mucho que me quiere, volvería a repetirlo con los ojos cerrados, porque no todo lo bueno desaparece, y que en algún lugar se encuentra esa media naranja.

      No seremos como antes pero sí amaremos con más fuerza y con más corazón.

P.D. Porque todo lo que sucede en esta vida tiene un motivo y por eso vale la pena vivirlo, y hoy soy                                     ¡¡MUY FELIZ!!




No hay comentarios:

Publicar un comentario